Relatos

Destino: Villa de Leyva parte 3

Salimos de Villa de Leyva y tomamos la carretera rumbo a Moniquirá pasando antes por Santa Sofía. el clima se tornaba cálido y el hambre se hacia mas fuerte, la carretera era estrecha, muy regular y no veíamos un lugar dónde parar a comer.

De Moniquirá decidimos continuar hasta Barbosa, ya en el departamento de Santander y revisando el mapa ví que estaba cerca de un municipio llamado Vélez, famoso por los bocadillos Veleños un manjar hecho con dulce de guayabas.

Con una motivación por delante seguimos soportando el hambre hasta llegar a Vélez de dónde disfrutamos por fin de un económico almuerzo y nos dimos a la tarea de buscar unos cuantos bocadillos para comer y también para llevar a casa.

Lo mejor de estar en este pueblo era el olor a guayabas que podías percibir por cada calle que pasabas, veías los carros cargados de guayabas y muchos animales de carga también lo hacían. Al final encontré una pequeña fábrica a las afueras del pueblo dónde pude comprar gran variedad de productos a un buen precio, no sin antes tomarme una foto para recordar tan maravilloso lugar.

Después de Vélez el próximo pueblo era Landázuri de allí Cimitarra y finalmente Puerto Berrio donde podía pasar la noche con mis familiares. El trayecto se veía que en un par de horas estaría en Cimitarra pero me parecía curioso que marcaba muchos tramos con carretera irregular a pesar de ser la vía más rápida. Lo que no sabia es que esas 2 horas en realidad se convertirían en 4 y que el camino que me había parecido estrecho e irregular no era nada en comparación a lo que venia.

El camino de Vélez a Landázuri tenía pequeñas irregularidades en el asfalto, algunas curvas muy cerradas en mal estado pero permitían rodar y a la vez contemplar el paisaje de montañas que se empezaba a alzar frente a nuestra vista.

Lo complicado fue el tramo de Landázuri a Cimitarra dónde la carretera ya no era ni asfaltada ni en trocha si no que ya era en pantano con algunos derrumbes considerables, muchas adecuaciones en la vía que te obligaban a reducir el ritmo y pasar por terrenos irregulares donde el más mínimo error y podías acabar por el precipicio.

Mi mas grande susto fue cuando la moto se quedó clavada en el barro y por poco caemos al suelo, el derrumbe estaba muy reciente y algunos pedazos de barro aun se desprendían de la montaña; con cuidado fui moviendo la moto abriéndome paso por la huella de un vehículo que al parecer había cruzado hacia poco tiempo. Con el barro hasta las rodillas, el estrés y el miedo se apoderaban de mi, quería salir ya de esta carretera en especial antes que llegara la noche ya que no me quería imaginar que podía pasar si seguía rodando por esta carretera tan mala.

A media que avanzaba, el calor volvía a acompañarnos y a la vez la llanura se volvía a ver a lo lejos, dándome a entender que estábamos cerca de Cimitarra. Ésto me daba ánimos de continuar pero el temor de que pasar algo seguía allí pero como no tenía mas que hacer seguí mi camino hasta que finalmente llegué a Cimitarra. Era ya de noche pero aún se podía ver bien, paré en el parque principal llamé a mi familia a informar que todo iba bien a pesar de las dificultades y que idea era pasar la noche en Puerto Berrio; por que inmediatamente continúe marcha por una carretera mucho mejor pero aun estrecha y con poca visibilidad.

hubo un momento que la oscuridad era tal que sólo se veía lo poco que alumbraba el faro de mi moto, al rededor tampoco había que ver pero al mirar hacia el cielo ví como millones de puntitos daban un espectáculo a mis ojos, detuve la marcha y por unos minutos mi hermano y yo contemplamos este hermoso paisaje nocturno lo cual se convertía en una gran recompensa por aquel pesado día que habíamos tenido. Continuamos la marcha pero cada tanto mirábamos al cielo para ver las hermosas estrellas que nos acompañaban en la ruta y sin esperarlo estábamos de nuevo en la autopista que nos llevaría a Puerto Berrío.

llegamos entonces a Berrío donde paramos por comida, llamamos a mis familiares a solicitar posada; cuando llegamos donde ellos no creían que veníamos desde tan lejos y mas que nos habíamos metido por el peor camino que podíamos haber tomado, aun así nos prepararon la habitación donde pudimos descansar y también quedarnos un par de días mas compartiendo con ellos antes de llegar a casa dichosos de completar una nueva aventura.


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En camino de convertirme en motero, aventurero soñador y un poco loco, algo friki, curioso por naturaleza, amante de la lluvia, el viento y la carretera.

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