
Destino: Armenia Mantequilla
Después del éxito de la anterior ruta quise repetir de nuevo la fórmula de una ruta corta pero con algo de complejidad. Ésta vez el destino fue el municipio de Armenia conocido como Armenia Mantequilla por la forma que tenían los arboles de Yarumos que a lo lejos parecía mantequilla, ubicado en la región del occidente antioqueño y a una hora y media de Medellín.
Para el viaje me acompañaron las dos motos de la la ruta pasada y se sumaron otras motos mas, nos encontramos al sur de la ciudad y tomamos la ruta en dirección a San Antonio de prado, donde la carretera se volvió bastante estrecha e irregular, el olor de las porquerizas nos acompaño por un buen rato del camino hasta llegar al chuscal donde la carretera se dividía en 2, una ruta para Heliconia y otra para armenia mantequilla.

Tomando entonces la ruta para ésta ultima tomamos una carretera que asemejaba ir por dentro de un bosque algo pavimentada pero que luego se volvió destapada pero que a su vez dejaba ver hermosos paisajes de montaña que se dejaban ver a medida que se iba avanzando.
En un par de ocasiones nos detuvimos a contemplar la maravilla del paisaje, la primera en un pedazo de cemento que hacia las veces de muro de contención pero que dejaba disfrutar de una hermosa vista y la segunda a bordo de la carretera donde se podía apreciar una hermosa montaña llena de cultivos de café y abajo una hermosa finca lechera; en ambas aprovechamos la pausa para sacar algunas fotos y contemplar del paisaje.






Mas adelante la carretera tenia tramos ya pavimentados aunque algo estrechos permitían tener un descanso de la vibración que produce la carretera destapada. Aunque lo mejor de ese tramo no fue la carretera destapada si no que de pronto nos cruzamos con un par de moteros de avanzada edad que viajaban a su ritmo y acompañados de sus melodías de antaño, no llevaban el mejor equipo de protección ni tampoco iban en las mejores motos pero se veían que estaban disfrutando al igual que nosotros de la ruta.
Traté de mantener el ritmo que era bastante lento al que estaba acostumbrado a rodar pero no me quería perder la oportunidad de compartir una rato con ellos, de disfrutar su música, de su forma de viajar| me hicieron desear llegar a viejo con ese mismo espíritu viajero, de poder tener un compañero de rutas a esa edad y sin importar cuán lejos o cuán rápido viaje lo realmente importante es seguir viajando a pesar de la edad.
Quería tener un espacio para hablar con ellos, saber hasta donde se dirigían y cuales eran sus motivaciones de viaje pero lamentablemente el mas joven de mis compañeros se impacientó por el ritmo tan lento que llevábamos que en la primera recta aceleró tanto que rápidamente lo perdí de vista y que tras de él seguían los demás, no teniendo más remedio que pasar también a estos moteros de cabelleras blancas y seguir con la ruta planeada.
Unos kilómetros mas adelante, encontramos la valla que daba la bienvenida al municipio donde tomamos también algunas fotos y finalmente llegamos al parque principal en donde en una esquina contemplamos su pequeño parque y observamos algunas ventas callejeras, comimos algo rápido como desayuno y al dirigirnos hacia la iglesia vimos que ésta estaba cerrada, al no ver mucho que hacer en el pueblo continuamos nuestro camino y unas cuadras mas adelante encontramos una especie de mirador que nos dejaba contemplar el Rio Cauca en todo su esplendor y como éste atravesaba las grandes montañas.


De pronto una gota de lluvia cayó y luego otra y varias mas, así que tocó buscar rápidamente un lugar donde refugiarnos, no sin antes comprar un impermeable. De repente las gotas cesaron así que preferimos salir del pueblo y buscar una ruta nueva donde continuar, queríamos atravesarnos a Titiribí pero nos dijeron que la vía estaba cerrada por lo que decidimos entonces llegar hasta el chuscal para luego tomar la vía hacia Heliconia.
Pero a mitad del camino la lluvia nos sorprendió por lo que debimos ponernos los impermeables y justamente en ese instante volví a ver a los moteros de cabelleras blancas, ya con sus impermeables puestos, sin la música y a un ritmo mayor siguieron su camino para nunca mas volverlos a ver.
La carretera se había vuelto bastante pantanosa y resbaladiza por lo que debíamos andar con precaución y los mas incomodo era el constante derrape que hacía la llanta trasera y que mas de una vez amenazaba con mandarme al piso hasta que saliendo de una pequeña curva derrapó y no pude hacer nada mas que dejar caer la moto. Afortunadamente quedé en pie y rápidamente mis compañeros asustados fueron en mi ayuda para levantar la moto y luego de esto bajar aun mas el ritmo al que íbamos.
finalmente llegamos al chuscal, algo mojados sedientos y hambrientos y vimos con felicidad como había un restaurante a bordo de la carretera con comida caliente para el frio que hacia. Nos pusimos a almorzar a pesar de que la hora de almuerzo había pasado pero que afortunadamente había comida y así disfrutamos de una deliciosa bandeja paisa y decidir también que la ruta por hoy había culminado y que de allí cada uno volvería a casa. aun sigo esperando en volver a encontrarme a aquellos moteros de cabelleras blancas.

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