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De ruta por el Altiplano

Durante mi estadía en Bogotá pasaron muchas cosas durante esos días. Laboralmente no fue lo que me esperaba, aunque tuve muchas enseñanzas y en caso de una eventual oportunidad laboral hacer las cosas mejor; no hay fracasos si no mas bien oportunidades de aprendizaje. Aprendí a moverme mejor por la ciudad cosa que me ayudó bastante a moverme en otras ciudades del país y tener un estilo de conducción mas a activa a lo que estaba acostumbrado y lo mejor fue que tuve la oportunidad de verme con ella.

Tuve la oportunidad de compartir momentos muy especiales como un recorrido por jardín botánico de la ciudad, algo que no habíamos podido hacer la primera vez que nos vimos, también de comer en un restaurante con una temática fuera de lo normal, ¡que divertido fue comer hamburguesas en una casa del terror! , compartir de una rato de charlas y juegos de mesa acompañado con un buen vino… en fin disfrutar de una amistad tan especial y por tanto tiempo a pesar de la distancia.

Al no poder compartir todo tiempo con ella y con mi amigo que debía estar laborando, también me hice un par de rutas por el altiplano, una de ellas fue por un simple capricho de conocer La Calera de la que creí que era un sector de la ciudad pero resultó ser un municipio, así que un día sin saber que hacer tomé mi moto y fijé la ruta en el GPS para llegar aquel lugar.

Para llegar a La Calera primero tuve que ir del occidente de la ciudad hasta el oriente, luego del sur hasta el norte, aproveché para tomar la avenida circunvalar y apreciar ese contraste entre el concreto y la naturaleza, para luego comenzar a ascender al mítico alto de patios algo que me recordó mucho la avenida de palmas acá en Medellín no solo por las curvas y el ascenso si no por la manera en que se aprecia la ciudad desde lo alto.

Quise buscar entonces un lugar para detenerme y contemplar aquella vista pero cada vez que lo quería hacer algo me decía que mas arriba la vista podía ser mejor y por estar escogiendo me quede sin donde parar y apreciar la belleza de la ciudad. Seguí entonces la ruta un poco mas adelante me quedé asombrado por la belleza del paisaje donde unas montañas rocosas y muchos pinos adornaban gran parte del paisaje y para completar el paisaje una especie de lago se dejaba ver entre el espeso bosque.

Trate de buscar alguna entrada para estar mas cerca de aquel cuerpo de agua pero mas adelante descubrí que era una especie de embalse por lo cual no se podría entrar y mas adelante me encontré con la entrada al parque Chingaza, lugar que en algún momento quiero conocer y claro contarles por acá mi experiencia en aquel lugar.

Llegue entonces al municipio de La Calera y como nuevo municipio hay que conocer su parque principal y recorrer algo de sus calles, deje la moto cerca el parque principal, saque un par de fotos y me senté un rato en el parque a contemplar del lugar, llamar mi familia, buscar algo para comer, pero al ver que nada me llamó la atención en cuanto a comida tomé la moto y seguí en la ruta.

Estaba entre devolverme por la misma ruta y parar en un restaurante con mirador o seguir en la otra dirección sin saber a donde iría a parar; aun era temprano para regresar a Bogotá y mi amigo llegaría tarde a su casa, así que tomé la segunda opción y continué la carretera esperando llegar a algún lugar y ver que comer en el camino, cargue combustible en la primera estación de servicio que vi y rodé hacia lo desconocido.

Un letrero me avisaba que Sopó estaba cerca así que con la esperanza de conocer un nuevo municipio acelere el paso el cual solo se reducía al ver la gran cantidad de vacas y los verdes pastizales que daban un toque bastante familiar al paisaje. Al llegar a la cabecera municipal trate de ubicar su parque pero al haber tanto carro cerca y niños saliendo del colegio se me dificultó encontrar en lugar para estacionarme y enrutar el GPS por lo que preferí seguir de largo esperando otro pueblo cerca.

Unos metros mas adelante encontré la cabaña de Alpina un empresa de lácteos muy famosa en el país, quise parar a conocerla pero no vi muy bien como era el ingreso ni tampoco a quien preguntar, ademas ya no tenia hambre a pesar de que la hora de almuerzo había pasado hace rato así que nuevamente me dejé llevar por la carretera llegando a un sector llamado Briceño y cerca estaba el famoso parque Jaime Duque; dude si parar a tomar una foto pero al ver la hora no quería que la hora pico me alcanzara a la entrada a Bogotá, fije el rumbo en el GPS y me indicaba que estaba a un poco mas de 2 horas de la casa de mi amigo, entonces decidí que era suficiente aventura por hoy, aun queda mas por conocer del altiplano.


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En camino de convertirme en motero, aventurero soñador y un poco loco, algo friki, curioso por naturaleza, amante de la lluvia, el viento y la carretera.

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