Club Discover Medellin,  de pueblo en pueblo,  Rodadas

Destino: Guatapé

Después de la rodada a Jardín, los lazos del club se volvieron más fuertes y cada vez era más gente la que se incorporaba a esta familia; cada vez eran más las ganas de salir y compartir un buen ratos entre amigo y disfrutar de nuevo paisajes, así que programamos una nueva rodada y esta vez el destino fue Guatapé.

Si me preguntan, cuál es mi sitio favorito a visitar, sin pensarlo este sería el primero. Ya que la combinación de agua y montañas hacen que sea un lugar mágico y nunca te cansas de verlo.

Guatapé está unos 80 kilómetros al oriente de Medellín, se accede mediante la autopista Medellín-Bogotá hasta el municipio de Marinilla, donde se toma un desvío por una estrecha carretera que conduce a los municipios de El Peñol, Guatapé y San Rafael. Guatapé es conocido por el embalse de Guatapé, el peñón de Guatapé (mejor conocida como la piedra del Peñol) y porque también es llamada la ciudad de los zócalos; esto es porque cada casa está decorada con pequeñas baldosas que incluyen figuras representativas de la región.

Como siempre la respuesta al día de la rodada fue muy numerosa y como ya nos conocíamos en su mayoría , podíamos rodar a un buen ritmo aprovechando la condición de la carretera, que por ser vía nacional se encuentra en perfectas condiciones; luego de tomar el desvío a Marinilla, la carretera nos frenó un poco el ritmo porque era muy estrecha y en una parte había pérdida de banca, la cual hizo que tomáramos un poco de precaución.

Nuestra primera parada fue una réplica del viejo Peñol, un pueblo que tuvo que ser trasladado unos kilómetros más arriba para darle paso a la construcción de embalse, y que en épocas de verano, se puede ver la cúpula de la iglesia. Dicha cúpula se alcanza a ver desde la cima donde se encuentra la réplica del viejo Peñol, allí paramos a tomar algunas fotos y conocer un poco de historia de dicho pueblo a través de una pequeña réplica de lo fue la cabecera municipal del municipio antes de que existiera el embalse.

Luego pasamos de largo la piedra y llegamos hasta el malecón; este lugar es similar a un muelle cerca el mar y desde allí se pueden tomar lanchas y dar un paseo turístico sobre el embalse y conocer un poco más de historia del lugar. y practicar algunos deportes acuáticos como si estuviéramos en el mar. Después de pasar por el malecón entramos al parque principal y allí dejamos las motos y disfrutamos de una deliciosa bandeja paisa. Reposamos el almuerzo y realizamos un tour en lancha por todo el embalse, algunos compraron souvenirs y de allí retornamos de nuevo Medellin, donde nos tocó afrontar un poco la conducción nocturna la cual muchos no teníamos experiencia ya que la vía hasta Marinilla no tiene buena iluminación y con el estado de la vía puso a prueba a mucho y que afortunadamente regresamos sin problemas felices por haber tenido otra gran aventura.

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En camino de convertirme en motero, aventurero soñador y un poco loco, algo friki, curioso por naturaleza, amante de la lluvia, el viento y la carretera.

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